lunes, 14 de abril de 2008

LA TABLA DE MADERA DE MI AMIGO

El es carpintero o ebanista o restaurador o yo que se que cojones es.



Tambien es surfero, como tantos otros, que dedicamos lo que podemos a mirar a ver si vienen olas y despues surfearlas. Con el permiso de las parientas.


Pero como algunos pocos ha perseguido el pseudo deber de todo surfero de conciencia, de surfero envuelto totalmente, cubierto de espumas mentales, que camina por la vida ladeandose hacia una pared imaginaria en cada acera.

Esa labor es hacerse una tabla con sus propias manos.


Que no es moco de pavo.



Porque no todos tenemos la capacidad de sacar de un cacho de madera una forma pensada. Una forma que todos tenemos dentro de nuestra mente: la de la tabla que nos gusta; con sus cantos, sus volumenes, su punta y su popa.


El material ha sido balsa, pero una balsa muy pesada, y por tanto la tabla es bastante pesada, creo que eran 12 kilos. Tela marinera, y encima sin fibrar, que ahora con la resina pesa aun mas.


Pero lo que me ha llamado la atención desde que la comenzó no es la forma que ha cogido la tabla, ni la belleza de los listones, ni las formas que un no iniciado en el shape (que es como se llama eso de hacer tablas) le ha dado a las maderas, ni el final pulido que ha querido darle a esa noble madera; ha sido la determinación, y el empeño que ha puesto desde que la trazó a lapiz.


Pegar maderas, boquetearlas para aligerar peso, lijar, lijar madera, aguantar los comentarios graciosos de algunos........... mucho.


Estaba seguro de que iba a flotar, y hablaba de surfear con ella alguna ola que otra. Yo me rio y me reía dudando de si flotaría.

Y flotó en su primer baño, en el que se ve en esta foto.


Fue la misteriosa botadura de una tabla de surf, un momento íntimo entre su obra y él, como Frankenstein y su monstruo, o entre Dios y Adán, un tu a tu no tan místico quizás, pero muy simbólico.


Ahí estábamos, él, su padre que lo ha visto fabricarla, y yo como testigo de la botadura del artefacto.
Mi amigacho, encabezonado como estaba la echó al mar, como podeis ver.


Y la tabla de madera de balsa que pesa como si fuera hormigón, flotó joder.

No las tenía todas conmigo, pero flotó. El cabezón se salió con la suya. Contra todos, y contra todo.


Ahora quedan dos pruebas muy duras para la tabla y para él.


La tabla debe ser surfeada en una ola al menos, para pasar al "hall of fame" de su casa y demostrar que sirve, y dos él debe pasar por una "situación dura y delicada".


Estoy seguro de que la tabla surfeará una ola, y muchas mas, y que nos reiremos en el bu, de estos días tan putos que estás pasando, compadre.


Hay mas dias que pelos pero mas pelos que olas.................... ¿?


KEEP THE STOKE. O mantén la llama.................

domingo, 6 de abril de 2008

EL BÚ

Bu, es una palabra inventada que evoca un sitio y una epoca. Una forma de vivir que emitia sensaciones de felicidad, color, alegria, indolencia, surfing glassy.

El Bu proviene de Malibu, la derecha mas afotada de la historia y ola simbólica donde las haya. Ha significado mucho y tras ver tantas y tantas veces los momentos de perfección de una medio metrera onda de mercurio abrir sobre el mismo sitio y a la misma velocidad, la idealiza uno.

La hace paradigma de lo que debe ser una ola. Cuando vas a la playa, al menos yo, y ves la perfección en una ola, la comparo con el Bu. Con el Bu que he visto en peliculas, las de Dana Brown, las que surfeaba Dora, las que surfean Dane, Cj y Gamboa.

Hasta ayer era mi paradigma. Mi ideal. Hasta que ayer y el otro miércoles volvió el Bu. Antes PWK, por no decir el nombre. Apaguen los móviles aqui. El BU.

Pero para mas perfección es de izquierdas, de magón, de levante, estas son palabras de rebalaje sureño. Con sabor a aqui. A espetos y pescaito. A ensalada de pimientos y a berenjenas con miel. A lo de mi sitio, a lo mas intimo. Con pinares, dunas y verdin en las rocas. Y sol, mucho sol siempre. El BU.

Ya otras veces he escrito impresionado de el Bu, ya muchas veces habeis sabido de mi afición a esa ola, de cómo he crecido y he tenido momentos místicos solitarios.

Ayer, uno mas. Con amiguetes, con el tablon.

Perfecto y ni una foto, todo grabado en mi memoria.

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